Este mes de agosto será difícil de olvidarlo. Como todos
sabéis empezó con una rotura en la mano el día 2 mientras entrenábamos con el
tándem. El mes que teníamos marcado en rojo, ya que disputabamos el campeonato
de España, paso a ser diferente pero no peor.
La caída fue lo más tonta posible y con mucha mala suerte.
Íbamos mi hermano y yo desde Lliria a Marines cuando circulando por una vía de
servicio, tocamos barro y perdimos el control de la rueda delantera. No íbamos
rápido (menos de 30km/h) pero yo me di cuenta que caíamos y puse la mano. Desde
el primer momento me di cuenta que algo había ahí dentro. Rotura en el primer
metacarpiano de la mano izquierda (dedo pulgar). La parte positiva, que lo de mi
hermano quedo en rascones.
A partir de ahí empezaba lo bueno. En el primer momento eran
seis semanas con escayola, lo que nos dejaba fuera del campeonato de España, el
triatlón de Valencia y del hipotético Mundial. Un jarro de agua fría. En esos
momentos es cuando te das cuenta de lo importante que es estar rodeado de
grandes personas. Toda mi gente me hizo ver que lo que había conseguido hasta
ahora era mejor que cualquier sueño, y así era.
Afortunadamente no había desplazamiento en la rotura y
conseguimos acortar algo los plazos. Por si acaso, y la gente que me conoce
sabe que era imposible que fuera de otra forma, no dejé de entrenar. Salvo
nadar podía hacer de todo: bicicleta estática, abdominales, ejercicios de
fuerza e incluso correr. La gente debe pensar que estoy loco corriendo con
escayola, mucho no se equivocan.
Y llegó el gran día, el 17 de agosto. Volvía de correr y
tenía en el móvil varios Whatsapp, especialmente uno de mi amigo Llambrich, avisándome
que nos habíamos clasificado para el Mundial de triatlón en Chicago. Indescriptible.
Si llego a ser de lágrima fácil, me cae alguna y todo.
Ahora estamos ya en la recta final de la preparación. Estamos
corriendo igual o mejor que antes del accidente, en bicicleta mejor que nunca y
nadando confiamos mucho en que nuestro nivel siga donde lo dejamos. Si algo
queda claro es el poder de la cabeza y esta se encargará de volvernos a hacer
nadar como nosotros sabemos.