El europeo este año tenía para nosotros un significado
especial. El pasado año conseguimos de forma inesperada ganar en Lisboa y este
año tocaba defender título. También sabíamos que ahora empieza ciclo olímpico y que el nivel
ha aumentado, pero nos miramos a nosotros mismos y sabemos de nuestras
posibilidades.
Este año se celebraba en la localidad austriaca de Kitzbühel.
El miércoles, tras un madrugón importante, marchábamos Insu y yo hacia la prueba
previo paso por Múnich y un transfer hasta el hotel de más de 3 horas. La
primera sorpresa al llegar fue el hotel. Cualquier parecido con las fotos de la
web era casualidad. Nos sirvió para reírnos mucho y es que era la casa de los
horrores. Este tipo de cosas son las que no se ven en las careras y que tenemos
que sobreponernos en los viajes. Aunque ya estamos curtidos.
Quitando esta pequeña anécdota, el lugar era idílico. En
plena ola de calor en España allí teníamos temperatura primaveral. Mucho verde
y buenas carreteras para entrenar, aunque con excesivo tráfico y no mucho
respeto por el ciclista. No pasa esto sólo en España. El agua del lago sorprendentemente
bien de temperatura, estaba caliente hasta para Insu.
Sin embargo el día de la prueba amaneció con lluvia, la
tónica habitual de este año. Esto complicó un poco los preparativos en boxes,
el previo y post competición. A las 9:25 del viernes empezaba nuestra prueba.
Esta vez la natación no fue tan accidentada, saliendo sextos y segundos de
nuestra salida. La pareja británica son unos magníficos nadadores y además había
cuatro rivales ciegos totales que salen 3min16seg antes.
Empezamos la bici sabiendo que la remontada pasaba por hacer
un buen parcial y vaya que si lo hicimos. El nivel de pilotaje de Insu es tal
que desde fuera parece que nos vayamos a caer en cada curva (detrás mejor no
pensar en nada). Conseguimos bajarnos cuartos cerca del pódium y salimos a
correr fuerte.
Finalmente acabamos segundos, recortando tiempo a los
primeros pero no lo suficiente. Muy contentos con el resultado y con nuestro
rendimiento, siendo conscientes que todavía queda mucho por trabajar.
Tanto fue así que tras recoger el tándem y volver al hotel,
nos cambiamos y salimos a rodar. Una salida suave con el tándem que “sin querer”
acabó siendo el ascenso a un puerto de casi 1300m. Por si esto fuera poco y por
tener claro el nivel de machaquismo del jefe, el domingo, horas después de
aterrizar, compitió en el olímpico sin drafting de La Casa de Campo y quedando
en una magnífica segunda posición.