Lo que pasó en Soria no nos gustó nada, ni era previsible.
Ni para nuestros entrenadores, la gente que tenemos alrededor, ni mucho menos para
nosotros. Nos gusta mucho escribir la crónica de las carreras. Es nuestra forma
de transmitir lo que sentimos cuando competimos que, aunque con mucho sufrimiento,
son momentos únicos y muy felices. Pero en Soria no fue así y no teníamos ganas
de escribir, pero esto no va con nosotros.
El viaje fue una pasada. Nos fuimos de viernes a domingo con
los compañeros de club de Roberto, el CEA Bétera. Desde el primer momento me
trataron como uno más, me hicieron sentir de la familia, con un ambiente
envidiable, todo un lujo. Por no hablar los ánimos en carrera, cada muy pocos
metros había alguna voz conocida animando sin importar que ellos al día
siguiente tuvieran que competir. Muchas gracias amigos! Os debemos una.
Otro momento increíble fue el sábado por la mañana, cuando íbamos
caminando por las calles de Soria y escuché una voz conocida: “Héctor!”. Eran
mi hermano y mi padre! Habían venido de sorpresa a vernos.
El duatlón no fue lo esperado, un primer 5000 lejos de
nuestro mejor nivel, una bici plagada de problemas (incluida una caída) y un
segundo segmento de carrera donde los calambres apenas nos dejaban andar. Pero
acabamos, no nos podíamos retirar. Mucha gente apoyándonos como para fallarles.
Sabemos que lo podemos hacer infinitamente mejor y así será.
Sin ir más lejos, este sábado competimos en el CAMPEONATO DE
EUROPA de duatlón. Algo que hace apenas un año no hubiéramos imaginado ni en el
mejor de nuestros sueños. Así que lo vamos a disfrutar y saborear dese el
primer minuto y cruzaremos meta con una sonrisa de oreja a oreja.
1+1=UNO ha vuelto y con más fuerza!
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