Nuestra aventura empezaba el jueves, con una llamada del
seleccionador para avisarnos que estábamos dentro. Justo el día anterior habíamos
hablado y pensábamos que ya estábamos descartados y anulamos hotel, trasporte y
sesión de fisio. Tocó volver a organizar todo en tiempo récord, pero bienvenido sea. Esa misma
tarde visita a Fisio Lujan y el viernes por la tarde recogíamos furgoneta de la
ONCE, cargábamos tándem e innumerables trastos y dirección a Serra a dormir.
Sábado temprano salíamos hacia Madrid. Este camino casi lo
podría hacer yo conduciendo, tres veces en dos meses a competir a Madrid (natación, duatlón y triatlón). En
esta ocasión además de Roberto y yo nos acompañaron mi padre y mi hermano. Allí
nos esperaba Ana. Todo el equipo al completo (o casi al completo), la ocasión lo merecía. A medio día llegábamos al hospital de La
Moraleja. Me habían citado para clasificarme internacionalmente. Esto se trata
de valorar el grado de discapacidad y encuadrarte en alguna de las 5
categorías de triatlón adaptado. Más adelante detallaremos como es este proceso.
Comimos en el hospital (bastante mejor de lo esperado) y de allí directos a la reunión técnica en la Casa de Campo. Lo que más me gusta de esto es reencontrarnos con todos los compañeros y amigos paratriatletas. No os podéis hacer una idea del ambiente tan bueno que tenemos, envidiable. Acabada la reunión fuimos Roberto y yo a dar una vuelta al circuito de bici. Circuito duro, sube y baja constante y con zonas muy técnicas. Estos circuitos no nos favorecen en absoluto, pero es lo que hay,
Comimos en el hospital (bastante mejor de lo esperado) y de allí directos a la reunión técnica en la Casa de Campo. Lo que más me gusta de esto es reencontrarnos con todos los compañeros y amigos paratriatletas. No os podéis hacer una idea del ambiente tan bueno que tenemos, envidiable. Acabada la reunión fuimos Roberto y yo a dar una vuelta al circuito de bici. Circuito duro, sube y baja constante y con zonas muy técnicas. Estos circuitos no nos favorecen en absoluto, pero es lo que hay,
Cenamos en el hotel (pizza, pasta y lasaña, en plan bestia), todo el material preparado y pronto a dormir, competíamos el
domingo a las 8:30 de la mañana, por lo que había que madrugar bastante (con lo
que le gusta a Roberto).
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