Nada más y nada menos que a Japón nos fuimos para debutar
esta temporada 2017 en triatlón. Ya habíamos hecho ciclismo y terminado la
temporada de duatlón, pero ahora empezaba nuestra disciplina y por todo lo
alto. Qué bonito es viajar para conocer mundo, pero qué difícil es viajar para
competir. Programarlo todo bien, con meses de antelación, que el viaje no nos
afecte demasiado físicamente, la comida, el cambio horario, que el material
llegue y en condiciones. Son tantas las cosas que no se ven. Cierto que cuando
acaba la prueba y todo sale bien, compensa.
Llegamos el miércoles de noche, después de un viaje de 20h y
con dos aviones. La verdad es que el país nos sorprendió y nos impactó. Una
cultura totalmente diferente, de respeto extremo (hasta el punto de mirarnos
sorprendidos de estornudar por la calle), donde es totalmente imposible salir a
entrenar con el tándem y con unas raciones de comida muy escuetas para un
triatleta.
Los días previos transcurrieron con aparente normalidad,
salvo una noche que el cuerpo se despertó a las 3 y ya no pudimos volver a
dormir. Con la grata compañía de Jairo, Lionel y el resto de compañeros de la
selección. Como anécdota curiosa, dos noches antes teníamos la cena de la
organización y coincidimos con los élites. Nos sentamos con Gómez Noya, su
entrenador y Vicente Hernández. Sin lugar a dudas la gran atracción de la mesa
fue Insu y todas sus vivencias como ciclistas. Lo que aprendimos y nos reímos
todos.
Nuestra salida era el sábado a las 7 de la mañana. Tal como
avisaba el pronóstico del tiempo, amaneció con el cielo totalmente cubierto y
algo de lluvia. Cuando ya habíamos terminado de preparar la transición, la
lluvia era considerable. El tramo de natación fue para Insu el más accidentado
que él recuerda (incluso en Ironman), yo no me enteré de nada. La bici fue la
más peligrosa que hemos tenido desde que competimos en tándem, sin duda. En la
primera curva ya se nos fue de delante por el agua. Para cualquier otro piloto
hubiera sido caída seguro, pero la gran experiencia y habilidad de Insu hizo
que se quedara en un susto. Nos bajamos a correr 4º con los 5º pegados a
nosotros, pero pudimos remontar hasta finalizar en 2º posición, que nos deja
bastante satisfechos.
La vuelta fue todavía más larga, 24h de viaje, en mi caso
hasta Valencia más de un día y además con el susto de llegar a Madrid y que el
tándem se hubiera quedado en Qatar. El jet lag de la vuelta merece un capítulo
aparte. Parece que ya, una semana después, el cuerpo vuelve a dormir con
normalidad.