La misma semana de competición me llamaba Insu para intentar
solucionar un problema. Nuestro amigo y rival en competición, Dani Llambrich
se había quedado sin guía para la competición y además de eso, necesitaba un
tándem. Nos pusimos manos a la obra y en un día Insu le consiguió el mejor
piloto posible: Abraham del Caño. Yo me encargué de enviar a Soria nuestro
tándem de entrenamiento por medio de mis compañeras de entrenamiento.
El mismo viernes recogíamos a Dani en Atocha y nos
marchábamos a Soria. Allí fuimos recibidos y cuidados mejor que en un hotel por
la familia Arancón. Menú diario de deportista, todas las comodidades y a
escasos metros de la línea de salida. Un verdadero lujo. Si el sábado pudimos
rendir bien, fue sin duda gracias a sus cuidados.
El sábado, tal como estaba pronosticado, amaneció con el
cielo nublado y mucho frió. Unido a la altitud (1100m) hizo que la competición
fuera todavía más dura. Tuvimos suerte que únicamente cayeron unas gotas justo
antes de la salida, pero durante la carrera no llovió. Muchas voces conocidas
durante la carrera que nos ayudaron enormemente a sacar nuestro 100%. Muy
destacable el recorrido ciclista, con un recorrido de ida y vuelta sobre la
misma carretera, con bajada a la ida y subida a la vuelta. Más de 80km/h
alcanzamos en la bajada, yendo los dos acoplados y dando pedales. En esos
momentos es cuando soy más consciente del gran piloto que es Insu (eso, o lo
loco que está).
Nos volvemos a bajar a correr con bastante ventaja con los
segundos, esto nos permite disfrutar de la victoria, agradecer a los amigos que
estaban allí aguantando el frío para ayudarnos y sobre todo, dedicarle la
victoria a mi amigo y vecino Pascual. Con una sonrisa en la cara, porque así lo
habría querido él. Sin lugar a dudas nos empujó desde arriba hacia la meta.
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