Qué diferencia hay entre competir en Altafulla, Tarragona, a
apenas dos horas de casa y Yokohama o Kitzbuhel. Cierto es que una vez hemos
vuelto a casa el recuerdo que deja una competición en la otra punta del globo
es más bonito. El simple hecho de descubrir mundo mola, pero hacerlo
compitiendo le añade un factor de estrés y dificultad logística importante. Si
a esto le añadimos que el coste del viaje sale de nuestro bolsillo (y esto al
final es un trabajo para nosotros), es como pagarnos el viaje de trabajo.
Nos apetecía hacer esta pequeña introducción. Porque cuando
encadenamos dos competiciones seguidas y en una tienes que coger uno o dos
aviones, un transfer de 2 ó 3 horas hasta el hotel, más la facturación siempre
incómoda del tándem, y en la otra lo único que haces es coger el coche y dos
horas de viaje, te das más cuenta de estas cosas. Sobre todo te acuerdas cuando
te dicen eso de “qué bonito es viajar”. Sí, pero por placer.
Antes de nada tenemos que agradecer que el viaje fuera
todavía más simple a nuestro compañero de categoría y amigo José Luís García “Jota”.
Se encargó del transporte del tándem hasta Altafulla. Mil gracias amigo! Allí
nos encontramos Insu y yo, él acudió desde Madrid y yo fui desde Valencia con
mi hermano, Alba y Jocelyn Brea. Viaje fácil, corto y con buena compañía, lo
dicho, un placer.
Llegamos el sábado para comer, así que descansar un poco,
reunión técnica y natación en el mar con Insu que casi nos cuesta muy caro.
Cabe destacar que cada vez somos más en nuestra categoría y el nivel es más
parejo. Todo un aliciente para competir (esperemos que así lo vea el Comité
Pralímpico y la ITU e incluyan nuestra categoría en los JJPP, por nuestra parte
poco más podemos hacer).
Como viene siendo costumbre, madrugón el domingo (pobre
Insu, lo van a matar) y a la zona de competición. La natación es bastante
limpia aunque luchando codo con codo la posición con nuestros amigos Jon y
Dani, además de la pareja italiana. Salimos los primeros de nuestra salida del
agua (segundos de la categoría) y cogemos la bici sabedores que es un circuito
potente, de los que nos gusta, de ir muy rápido. La verdad que disfrutamos
mucho sobre la bici, lástima que se quedara un poco corto.
Nos bajamos a correr primeros y pese a una mala transición y
un error por mi parte de novato (no volverá a pasar). Corremos a buen ritmo
para disfrutar, lo que Insu me deja, de la victoria. Aquí os tengo que confesar
que durante el tramo de carrera a pie somos rivales directos. Cuando alguno de
los dos ve al otro con el más mínimo signo de debilidad, aprovecha para atacar
y llevar al límite al otro. Sí, entre Insu y yo. Como él mismo me dijo: “somos
amigos al cruzar la meta, en competición somos enemigos”. Os puedo asegurar que
siempre es así.
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