domingo, 30 de agosto de 2015

Levantarse tras la caída


Este mes de agosto será difícil de olvidarlo. Como todos sabéis empezó con una rotura en la mano el día 2 mientras entrenábamos con el tándem. El mes que teníamos marcado en rojo, ya que disputabamos el campeonato de España, paso a ser diferente pero no peor.

La caída fue lo más tonta posible y con mucha mala suerte. Íbamos mi hermano y yo desde Lliria a Marines cuando circulando por una vía de servicio, tocamos barro y perdimos el control de la rueda delantera. No íbamos rápido (menos de 30km/h) pero yo me di cuenta que caíamos y puse la mano. Desde el primer momento me di cuenta que algo había ahí dentro. Rotura en el primer metacarpiano de la mano izquierda (dedo pulgar). La parte positiva, que lo de mi hermano quedo en rascones.

A partir de ahí empezaba lo bueno. En el primer momento eran seis semanas con escayola, lo que nos dejaba fuera del campeonato de España, el triatlón de Valencia y del hipotético Mundial. Un jarro de agua fría. En esos momentos es cuando te das cuenta de lo importante que es estar rodeado de grandes personas. Toda mi gente me hizo ver que lo que había conseguido hasta ahora era mejor que cualquier sueño, y así era.



Afortunadamente no había desplazamiento en la rotura y conseguimos acortar algo los plazos. Por si acaso, y la gente que me conoce sabe que era imposible que fuera de otra forma, no dejé de entrenar. Salvo nadar podía hacer de todo: bicicleta estática, abdominales, ejercicios de fuerza e incluso correr. La gente debe pensar que estoy loco corriendo con escayola, mucho no se equivocan.

Y llegó el gran día, el 17 de agosto. Volvía de correr y tenía en el móvil varios Whatsapp, especialmente uno de mi amigo Llambrich, avisándome que nos habíamos clasificado para el Mundial de triatlón en Chicago. Indescriptible. Si llego a ser de lágrima fácil, me cae alguna y todo.


Ahora estamos ya en la recta final de la preparación. Estamos corriendo igual o mejor que antes del accidente, en bicicleta mejor que nunca y nadando confiamos mucho en que nuestro nivel siga donde lo dejamos. Si algo queda claro es el poder de la cabeza y esta se encargará de volvernos a hacer nadar como nosotros sabemos.