martes, 20 de junio de 2017

Subcampeones de Europa de triatlón

El europeo este año tenía para nosotros un significado especial. El pasado año conseguimos de forma inesperada ganar en Lisboa y este año tocaba defender título. También sabíamos que  ahora empieza ciclo olímpico y que el nivel ha aumentado, pero nos miramos a nosotros mismos y sabemos de nuestras posibilidades.

Este año se celebraba en la localidad austriaca de Kitzbühel. El miércoles, tras un madrugón importante, marchábamos Insu y yo hacia la prueba previo paso por Múnich y un transfer hasta el hotel de más de 3 horas. La primera sorpresa al llegar fue el hotel. Cualquier parecido con las fotos de la web era casualidad. Nos sirvió para reírnos mucho y es que era la casa de los horrores. Este tipo de cosas son las que no se ven en las careras y que tenemos que sobreponernos en los viajes. Aunque ya estamos curtidos.


Quitando esta pequeña anécdota, el lugar era idílico. En plena ola de calor en España allí teníamos temperatura primaveral. Mucho verde y buenas carreteras para entrenar, aunque con excesivo tráfico y no mucho respeto por el ciclista. No pasa esto sólo en España. El agua del lago sorprendentemente bien de temperatura, estaba caliente hasta para Insu.

Sin embargo el día de la prueba amaneció con lluvia, la tónica habitual de este año. Esto complicó un poco los preparativos en boxes, el previo y post competición. A las 9:25 del viernes empezaba nuestra prueba. Esta vez la natación no fue tan accidentada, saliendo sextos y segundos de nuestra salida. La pareja británica son unos magníficos nadadores y además había cuatro rivales ciegos totales que salen 3min16seg antes.

Empezamos la bici sabiendo que la remontada pasaba por hacer un buen parcial y vaya que si lo hicimos. El nivel de pilotaje de Insu es tal que desde fuera parece que nos vayamos a caer en cada curva (detrás mejor no pensar en nada). Conseguimos bajarnos cuartos cerca del pódium y salimos a correr fuerte.

Finalmente acabamos segundos, recortando tiempo a los primeros pero no lo suficiente. Muy contentos con el resultado y con nuestro rendimiento, siendo conscientes que todavía queda mucho por trabajar.

Tanto fue así que tras recoger el tándem y volver al hotel, nos cambiamos y salimos a rodar. Una salida suave con el tándem que “sin querer” acabó siendo el ascenso a un puerto de casi 1300m. Por si esto fuera poco y por tener claro el nivel de machaquismo del jefe, el domingo, horas después de aterrizar, compitió en el olímpico sin drafting de La Casa de Campo y quedando en una magnífica segunda posición.